jueves, 15 de septiembre de 2016

LA CANCIÓN DEL EMPUJE DE MANOS

Peng, lü, ji, an, tienen que ser practicados concienzudamente.
Cuando arriba y abajo se siguen el uno al otro,
es difícil para el otro avanzar.
No importa lo fuerte que me ataque,
usando cuatro onzas
uno puede fácilmente desviar mil libras.
Desvía el ataque al vacío,
el contraataque sigue inmediatamente.
Adhiere, enlaza, pégate, sigue,
no pierdas contacto o resistas.
También se dice:
Si no se mueve,
no me muevo.
Si se mueve imperceptiblemente
me muevo primero.
El poder (habilidad, fuerza, energía) parece ser relajado, pero no es relajado;
el poder está listo para empezar, pero no se muestra.
Incluso cuando el propio poder se acaba
la idea continúa existiendo.

Extraído del LILUN, traducción del ingles por Paloma Davo 

LOS NOMBRES DE LA FORMA DE LANZA



1-Empieza con la mano hacia la mitad y llana (horizontal); este es el modo “real”

2-Cepilla rodilla, empuja con la lanza y párate orgulloso y firme

3-Empuja la lanza a la entrepierna, luego a la rodilla y golpea la cabeza

4-Empuja la lanza a la entrepierna, luego a la rodilla y corta la cabeza.

5-Empuja la lanza con el paso y golpea la cabeza, luego gira y clava.

6-El niño dorado con las manos color de jade ofrece un libro

7-El viento sacude las flores de ciruelo, luego cierra la garganta

8- Gira, golpea con la base (extremo inferior) y ensarta a la serpiente con la lanza

9- El dragón dorado agita su cola; gira continuamente

10- Colgando de un gancho, luego mitad y llana (horizontal); este es el mejor método

11- El viento mece las hojas de loto, girar continuamente.

12- El gallo dorado se mantiene sobre una pata y el imprudente está tranquilo.

13- El caballo pasa a un lado, empuja abajo y al centro, forma (técnica) horizontal.

14- Cepilla rodilla, golpea la cabeza y barre el suelo.

15- El tigre salvaje salta el arroyo de montaña; círculo sobre la cabeza

16- El dragón desbordante sale del agua; éste es el mejor método

17- Empuja la lanza a la entrepierna, golpea la cabeza, y el tigre agita su cola.

18- Izquierda, derecha, al centro; mantenerse ocupado cambiando pasos.

19- Una serpiente en el suelo bloquea el camino y la técnica escondida.

20- El fénix extiende sus alas al sol

21- Círculo sobre la cabeza más hábilmente

22- El pájaro regresa al campo para dormir y luego un contra-golpe

23- El dragón dorado agita su cola y regresa al mar

24- Abraza el “pipa” y regresa a tu lugar de nacimiento.


sábado, 6 de febrero de 2016

Taijiquan entre lo físico y lo espiritual I y II parte, por Denis (sarmoung2004@yahoo.com)

El nuevo profesor pertenecía a una muy conocida asociación de Madrid. Desde el comienzo marcó diferencias. Trabajo de la estructura física, alineación correcta del cuerpo, qi-gong físico, repetición de movimientos de la forma, estiramientos, relajación, alternancia entre lo duro y lo suave… agujetas, agujetas y más agujetas hasta que el cuerpo se fue tonificando y fortaleciendo… demostración de cada movimiento y aplicación marcial…

Aquella forma de entrenar cambió mi percepción acerca del taijiquan. Empecé a compaginar las clases con la asistencia a talleres, cursos, seminarios, encuentros… a recopilar libros y vídeos… y de vez en cuando aparecía el debate entre lo físico y lo espiritual.

En las librerías y bibliotecas los libros de taijiquan nunca se encontraban en las secciones de deportes o artes marciales, sino en las de espiritualidad, sanación, terapias o filosofía oriental.

De vez en cuando veía información sobre cursos de medicina tradicional china, terapias orientales y similares donde nunca faltaba el apartado dedicado al tai-chi como gimnasia suave o terapia alternativa.

Por otra parte, no dejaba de encontrar practicantes de otras escuelas que enfatizaban lo espiritual, lo meditativo y lo terapéutico frente al enfoque marcial e incluso muy saludable de una práctica más correcta (en mi opinión). Incluso llegué a conocer a chinos que me miraban extrañados diciendo “¿Pero por qué haces taijiquan? Eso es gimnasia para ancianos”.

El profesor dejó el centro un año después. Siempre le estaré agradecido por haberme orientado y por abrirme las puertas del taijiquan que hasta entonces permanecían cerradas para mí. Su marcha me llevó a buscar por diferentes grupos y escuelas hasta que encontré a mi maestro actual. Con él descubrí una faceta del taijiquan que hasta entonces no había practicado, el tui-shou. Esto me ayudó a mejorar mucho y a entender bien las aplicaciones, el uso de las ocho fuerzas, la estructura, y en general todo el trabajo del taijiquan. Incluso el taolu es muy diferente.

Ahora no puedo entender que alguien practique este arte sin hacer tui-shou, salvo por desconocimiento de su profesor. He conocido a algunos que decían “me gusta mucho la forma, pero no el tui-shou”. Para mí es como decir que me gusta tirar a puerta en el campo de fútbol, pero sin equipo y sin portero que intente detener mis balones. Incluso pienso que no hay taijiquan completo sin llegar a sanda, sin jugar el partido de fútbol contra otro equipo.

Pero entonces ¿Dónde queda la espiritualidad? ¿De dónde surge esa corriente que considera que en el tai-chi no hay que sudar y que todo consiste en moverse con extrema lentitud en una especie de danza mística?

Continuará…


¿Es el taijiquan una actividad física o espiritual? Debo confesar que antes de plantear una reflexión pública sobre este tema me lo he pensado tres veces.

Hace frío en la calle. El día se presenta lluvioso, gris, plomizo. La ciclogénesis explosiva barre la península como un gigantesco fajing. El viento derriba muros y pesadas estructuras metálicas. la fuerza del agua no se detiene ante las construcciones humanas o las rocas. Lo suave venciendo de nuevo a lo duro. Algún día tendré que escribir algo sobre la relación entre el taijiquan y las fuerzas de la naturaleza.

Aquí en la oficina se está bien. Mi trabajo es cómodo y dentro de la continuidad presenta cambios de ritmo, de intensidad, como un gran río, como mi querido estilo Chen. ¿Qué necesidad tengo de meterme en este jardín de lo físico y lo espiritual? En fin, como decía uno de mis profesores en mis años de estudiante universitario: "a lo difícil, que para lo fácil vale cualquiera".

Todavía recuerdo mi primer día de clase, hace ocho años. Un centro cultural municipal en Madrid. Un grupo de veinte personas y yo el único hombre. La profesora llegó y después de presentarse invitó a todas a quitarse pulseras, anillos, collares y pendientes porque "la energía se pierde por los metales".

Durante varios meses practicamos diferentes ejercicios de qi-gong y una forma del estilo X de 24 movimientos. Muchos comentarios y referencias a la energía de la tierra y del aire, a lo espiritual, mucho, muchísimo trabajo de qi-gong, algo de forma y nada de marcial, salvo algún comentario esporádico acerca de que en origen el tai-chi era un arte marcial pero ahora se practica para la salud y la espiritualidad. Todo el trabajo era muy suave. No se sudaba porque la actividad física era casi etérea. En palabras de la profesora, “todo el tai-chi era así: Neigong, neigong”.

Un compañero de trabajo me dijo que él también practicaba tai-chi dentro de un grupo dirigido por una psicoanalista argentina donde además estudiaban alquimia, terapias naturales, meditación, reflexología y otras disciplinas. El tai-chi “era una disciplina espiritual para conectar con las energías universales”.

Yo empezaba a pensar que me había equivocado de actividad.

Después de seis meses, la profesora nos dijo que se marchaba a vivir fuera de Madrid y que tendríamos un nuevo instructor.

Continuará...